Exorcismo: “Me quito las culpas tirando mi ropa”


Mi eterna curiosidad hace que profundice en dilemas del Crossdressing que me apasionan y este asunto en particular, por curioso, ha logrado convertirse en un tema atrapante para mi, sobre todo para tratar de hallarle una explicación.
Como todo en esta vida, los primeros años del crossdressing son de descubrimiento….
Los planteos acerca de la orientación sexual (en algunos casos, planteo jamás resuelto); la búsqueda y aceptación del look femenino a adoptar y la completa identidad femenina. Etapa que permanece muy dentro del closet, en el mas doloroso hermetismo, la vía de escape perfecta a los problemas adolescentes o laborales.
Aquí las culpas están mezcladas con la adrenalina y no se sienten tanto…
Pero (ja! La palabrita que siempre cambia el destino de lo que pasa) la vida masculina sigue desarrollándose: Vamos a la escuela, tenemos amigos, aparecen las novias (LA novia, esa que nos mueve el piso), nuestra incursión en trabajos importantes y sube a escena, absolutamente desnuda, Su Majestad: LA CULPA.
Comenzamos a pensar que no está bien lo que hacemos y nuestra mente se llena de un verdadero cóctel de excusas:
-“ Esto ya lo hice demasiado tiempo, tengo que cambiar, en mi adultez esto de vestirme de mujer no puede pasar”.
- “Estoy enamorado de esta chica y no le puedo hacer esto” (o su variante) “Voy a ser padre, esto se tiene que terminar acá.”
- “Tengo miedo de que me descubran…Y si me descubre? Y si se enteran de que me gustan los hombres, también?”

Excusas, claro está, podemos citar aquí una fuente inagotable de ellas. De las mas variadas y para todos los paladares.
Como consecuencia de esto, reunimos toda la ropa que supimos comprarle a nuestro lado femenino, zapatos y accesorios, los ponemos en un bolso y lo alejamos de nuestra vida.
A donde lo llevamos? Ah no seeeee!!!! Lejos! LEEEEEJOS…Lo tiramos en una esquina, se lo damos a alguna amiga o a nuestra esposa, diciendo que lo encontramos en la calle. Algo se nos va a ocurrir para deshacernos de nuestro secreto.
Pero (Yo sabía, che! La iba a escribir mas de una vez)La crossdressina está en nuestro cuerpo, no en el bolso y mi cabeza se va a encargar de recordarme en forma permanente QUIEN SOY Y QUE ES LO QUE ME GUSTA HACER.
Podemos pasar años sin “montarnos”, tratar de vivir nuestra vida como ajena, sin hacer lo que nos gusta; pero (Y dale que va!) volveremos a comprar ropa y a asumir nuestra femineidad porque NUNCA SE FUE.
Solo se había tomado unas vacaciones…
Pero (les juro que es la última vez que la nombro hoy) cuando la crossdressina vuelve lo hace con mas fuerza que nunca y aquí cuidado, mis ladies, porque podría hacernos cruzar algunos límites éticamente correctos.

Coca Sarli

NOTA 1 : A modo de advertencia, me gustaría comentar que todo cuanto plasmo en estas líneas no es mas que mi exclusivo pensamiento, al cual adiciono algunas conclusiones resultantes de tantas charlas mantenidas con muchas crossdressers, la mayoría de ellas amigas mías desde hace años, merecedoras todas de mi permanente respeto, cariño y admiración.
NOTA 2: A pesar de haber nacido con el “defectillo entre las piernas” (ya ni debo aclarar que soy mujer biológica), escribí esto en primera persona, como si fuera una chica cross a modo de efecto personal, para involucrarme mas en lo que escribo y porque me siento una mas entre ustedes.
Las quiero
Cokis